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miércoles, 23 de julio de 2014

Carta para un amigo muerto

Ayer (22/07/14) se cumplían 4 años de que Emi, el enano, mi amigo del alma ya no está por acá, por eso: Donde sea que estés, quisiera poder decirte que se te extraña, que siempre fuiste como un hermano para mí, que siempre me acuerdo de vos, y que nunca voy a olvidarme de todas las cosas que vivimos juntos, de las locuras que hicimos. Es increíble pensar que ya van 4 años de esto, 4 años en los que me siento medio muerto, completamente incompleto, me cuesta mucho no ponerme mal cada vez que me acuerdo de vos;
Por eso mismo, decidí dejar fluir las cosas, dejar de lado todo eso, que me hace mal, dejarte ir de una vez por todas...
No hablo de olvidarte, ni mucho menos. hablo de quedarme con los buenos recuerdos que tengo, con las anécdotas flasheras que nos pasaron (y de esas sí que hay muchas), pero solo con eso; Y aunque suene un poco garca, voy a tratar de no extrañarte tanto... Aunque me reconforta saber que algún día nos vamos a reencontrar.

-Miro a la luna por vos-

miércoles, 16 de julio de 2014

Sobre mi encuentro con él...

Lo recuerdo muy bien, como si tan solo hubiese pasado hace unas horas; era una madrugada particularmente fría... Exactamente las 5:25, yo, nuevamente no había dormido en toda la noche, y me dedicaba a dar los últimos trazos a un boceto en el que estaba trabajando hacían ya mas de dos meses. El silencio regía casi absoluto en el ambiente, y no era absoluto debido al sonido de trazos de lápiz yendo de un lado a otro de la hoja, y a mi respiración un tanto agitada en el momento. Me encontraba completamente solo, puesto que mi hermano, había tenido que viajar por trabajo, por eso no me extrañaba que haya tanto silencio en el aire de entonces; El sosiego continuó por algunos minutos, hasta que decidí dar por terminado mi trabajo, y prepararme el sexto café de la noche, iba camino a la cocina, cuando escuché el timbre, por alguna razón, no me encontré sorprendido ante aquel suceso y me dispuse a dejar el café para después y caminar hacia la puerta de entrada, me dirigí hacia allí con un paso cansado, pero despreocupado, casi arrastrando los pies, naturalmente, como si ya esperara a alguien... Dí unos pasos por el obscuro pasillo hasta encontrarme cara a cara con la antigua puerta de entrada de mi casa, que por cierto, no tiene mirilla, así que tuve que mirar por la cerradura, para corroborar quien era ese extraño visitante, a aquellas horas de la madrugada... Al principio me sorprendí un poco al descubrir que nadie estaba parado al otro lado de mi puerta, pero, al cabo de unos minutos parado frente a la misma, con toda naturalidad, abrí la puerta tranquilamente.
Y allí estaba él; Tenía el aspecto de un hombre de avanzada edad, bastante desaliñado, con el cabello de un tono grisáceo casi blanco, medianamente largo, al igual que su barba; Ambos igualmente desarreglados. Vestía prendas que aparentaban ser de hace décadas, tanto era así que a éstas se las veía completamente deterioradas y un tanto mugrientas; En su rostro se marcaba el pasar del tiempo, su mirada reflejaba sabiduría, aunque también un melancólico aire de cansancio. -Buenas noches- Dijo con voz cansada -Puedo pasar?, hace algo de frío...- agregó con un tono un tanto inocente para su aspecto; Dudé por unos segundos, hasta que resolví extender el brazo, indicando con una seña, que podía pasar. Caminamos lentamente por el lóbrego pasillo;  Al entrar, le dije que se quitara el abrigo, (un sobretodo obscuro, bastante elegante aunque atacado por los años) Acto seguido, nos dirigimos a la cocina, le pedí que tomara asiento y le ofrecí un café, éste respondió con un "si" un tanto rotundo. Mientras esperábamos que se caliente el agua, me senté frente a él del otro lado de la mesa, -y... que lo trajo hasta mi casa?- le pregunté -solo estoy de paso- me dijo -estoy muy cansado, y necesitaba un lugar donde poder dormir algo...- agregó con un tono un poco estresado -no se preocupe, llegó justo, justamente hoy hay lugar de sobra- respondí -y desde donde viene viajando... O a donde va?- pregunte con un poco de timidez; A lo que el me contó que tenía una profesión que lo mantenía viajando, por casi todo el mundo, y que todavía no era seguro su destino. También me contó sobre su trabajo, se dedicaba a buscar a ciertas personas, al rededor del mundo, para hacer arreglos, o tratos en diversos rubros. Le pregunté por su nombre, y su edad, pero éste divagaba sobre el tema, como si realmente no quisiera contestar -tengo infinidad de apodos, algunos hasta me llaman por alguno de ellos, y ni siquiera conoce mi nombre- decía -en cuanto a mi edad, lo único que importa es que estoy ya muy viejo para mi trabajo; Aunque no me quejo de los saberes que adquirí en todos estos años- con este ultimo comentario, se lo notó un poco mas relajado. Noté que estaba a punto de decir algo, cuando se comenzó a oír el silbido de la pava indicando que el agua estaba hirviendo, le pedí que me disculpe y me levante para preparar el café. cuando me disponía a hacerlo, una tormenta de pensamientos erráticos inundó mi mente, ¿quien era realmente ese señor? ¿porqué habrá venido a dar justamente a mi casa?, ¿Que hacía yo hablando con un completo extraño en la cocina de mi casa, al cual yo mismo había invitado a pasar a estas horas de la madrugada? y ¿Por que no me resultaba raro todo eso?! Por un momento mi cuerpo se heló y no supe que pensar, una sensación de pavor se adueñó de mi ser, pero solo por un momento. Como mecánicamente regresé a la mesa con las 2 tazas y le acerqué una, la cual agarró con agradecimiento, me sorprendió la enorme cantidad de azúcar que él le echaba al café; Yo, por el contrario, generalmente lo tomo amargo; ambos nos mostramos extrañados por el gusto del otro. -Muchas gracias por todo, aprecio mucho tu hospitalidad, hacía ya mucho tiempo que nadie me recibía de esta forma en su casa- dijo felizmente -no me voy a olvidar de esto, cuando pueda compensartelo, lo voy a hacer sin dudarlo- agregó con una dulce sonrisa en la cara.
     Eventualmente terminamos nuestros cafés, le ofrecí algo de comer, pero éste me dijo que no tenía hambre; luego me dijo que necesitaba dormir algo, que ya estaba muy cansado, así que le informé que podía dormir en la cama de mi hermano que, como dije antes, estaba de viaje... Raramente, eso es lo último que recuerdo de esa extraña noche, aunque también recuerdo a ese señor tan raro, decir en algún momento de la noche, que mucha gente lo juzgaba de forma negativa, debido a su trabajo, y que generalmente tendían a considerarlo un ser con mucha maldad, pero que no creía en la existencia de situaciones o personas malas, o buenas, sino que son cosas que simplemente están ahí, para hacernos aprender, o hacernos reflexionar sobre algo, o sobre nosotros mismos y nuestro propio comportamiento... Lo dijo de una forma mas extensa y elaborada, claro está, pero eso es todo lo que logro recordar... Lo siguiente que recuerdo, es haberme despertado a las 4 o 5 de la tarde, con la cabeza sobre el dibujo, que extrañamente no estaba terminado aún, como si los últimos trazos nunca se hubiesen dados, -uuh, me quedé dormido; Claro, fue un sueño...- pensé -gracias a él, sé como terminar el trabajo que tanta lucha dio dado hasta ahora- inmediatamente busque el lápiz para ponerme a dibujar, antes de poder olvidar como era en el sueño... cuando lo terminé, había quedado tan bien como esperaba... Serenamente, me levanté de la silla y me dirigí a la cocina para hacerme un té, fue entonces cuando una sensación de escalofríos recorrió todo mi ser al ver sobre la mesa 2 tazas, aparentemente usadas, ubicadas en lugares enfrentados de la mesa... exactamente en los lugares donde había tenido lugar mi conversación con aquel extraño visitante...



Casi todo esta basado en un hecho real, exceptuando algunos detalles...